La madre que nunca lo fue: Margarita de Austria (1480-1530)

Retrato de Margarita. Bernard van Orley. Royal Museums of Fine Arts of Belgium. Wikimedia Commons

El siglo XVI fue testigo del inteligente y sabio gobierno de muchas mujeres de la realeza europea. Desde Catalina de Médicis, hasta la mujer del emperador Carlos V, la emperatriz Isabel, fueron muchas las reinas y princesas que dirigieron sus territorios o los de sus familiares varones con gran rigor y efectividad políticas. Una de ellas fue Margarita de Austria. Tía de Carlos V, además de ejercer como su tutora y educadora durante su infancia, sería su alter ego en los Países Bajos como regente primero y gobernadora después durante más de veinte años.

El Tratado de Arras. Una década en la corte francesa
Margarita nació el 10 de enero de 1480; hija del archiduque Maximiliano de Austria, futuro emperador, y de María de Borgoña, no era extraño pensar que jugaría un papel importante en el juego de alianzas matrimoniales entre los distintos estados europeos. Primero estuvo comprometida al delfín de Francia, que sería coronado rey como Carlos VIII. Según el Tratado de Arras, Margarita era entregada al país vecino en 1483 llevando como dote Artois y el Franco Condado. Y allí vivió una larga década que sólo se sirvió para entrar en contacto con una de las cortes más refinadas del viejo continente. Pero no llegó a casarse. Un giro en los intereses estratégicos de Carlos VIII llevó a revocar el Tratado de Arras y casarse con Ana de Bretaña.

Dos matrimonios, tres muertes
Devuelta a su padre, Maximiliano decidió esta vez utilizar a Margarita y a su hermano Felipe para acercarse a los Reyes Católicos. Así, en 1497 se casaron respectivamente con Juan, heredero de las distintas coronas de Isabel y Fernando, y Juana, conocida como Juana la Loca.

Su alegre y feliz matrimonio con Juan duró solamente seis meses. El consuelo de la nueva vida y posible heredero de los Reyes Católicos duró poco porque dio a luz de forma prematura a una niña de cinco meses. De vuelta a Flandes se volvió a casar en 1501. Tres años más tarde y con sólo 24 años se encontraba de nuevo viuda y sin haber podido engendrar a ningún hijo.

Tan tristes experiencias llevaron a Margarita a renunciar definitivamente a la posibilidad de terminar sus días al lado de un marido e hijos.

Regente y tutora
Sin embargo, el destino le deparó la educación de los descendientes de la otra real pareja. Su hermano Felipe moría inesperadamente en 1506 y su mujer era declarada incapaz para reinar. Juana I de Castilla no estaba tampoco capacitada educar a sus hijos. Ese papel fue encomendado a su joven cuñada viuda.

Así fue como Margarita se hizo cargo de Carlos, Leonor, Isabel y María. Los educó con amor y preparó tanto al futuro emperador como a las jóvenes futuras reinas para ejercer con inteligencia el gobierno de sus respectivos territorios.

Junto con su papel de madre, Margarita fue regente de los Países Bajos gracias al nombramiento de su padre. Su sobrino Carlos, rey de España y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, confió en ella para el gobierno de su tierra natal hasta su muerte.

Una nota premonitoria
En su viaje a España para casarse con el príncipe Juan, la expedición de Margarita se vio envuelta en una terrible tormenta. Temiendo seriamente por su vida, se colgó al cuello una tablilla para que pudieran reconocer su cadáver. El ella había escrito: "Aquí yace Margarita, gentil damisela, dos veces casada y muerta doncella". Margarita sobrevivió al temporal pero esta nota fue premonitoria de lo que sería su futuro. Murió el 1 de diciembre de 1530.

 Si quieres leer sobre ella 

Las Austrias, Catalina de Habsburgo



Por amor al emperador, Almudena de Arteaga
Las damas del rey, María Pilar Queralt


Las damas más inteligentes del siglo XVI, Vicenta Márquez de la Plata

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